jueves, 7 de abril de 2011

Yo y mis TICS

Una de las páginas web que más utilizo es la Wikipedia. Sé que esta página no tiene mucho prestigio entre los académicos y, en parte, con razón. Quien, con la ilusión de instruirse, lee los artículos de la Wikipedia en el sentido tradicional de la palabra, poco va a aprender. La información que se encuentra en ellos es a menudo incompleta, sesgada o contradictoria. Debido a la autoría múltiple, la redacción suele ser abominable. Pero la Wikipedia no se ha de leer de manera convencional, sino como un hipertexto en el que uno selecciona aquellos datos concretos que está buscando y va saltando de enlace a enlace para encontrar información nueva. Tengo la suerte de poder manejarme en distintos idiomas. Generalmente consulto la versión inglesa, que es la más completa. Pero si no me satisface lo que encuentro allí, o si quiero contrastar distintos puntos de vista, pincho el enlace a artículos en otras lenguas. Quizás lo más valioso de la Wikipedia sean sus enlaces a páginas especializadas que se encuentran fuera de ella. Más de una página de las que suelo consultar de cuando en cuando la encontré en la Wikipedia.


Ex aequo con la Wikipedia está Google. Otra página cuyo nombre provoca alergia en los despachos de la universidad. De Google utilizo varias herramientas: Maps, cuando voy de viaje, o simplemente necesito saber cómo llegar a tal o cual dirección; Books, para hojearlos; News, para encontrar noticias que no estén en las portadas de los periódicos. Pero ante todo utilizo su buscador de páginas web. Soy traductor, y Google (junto con la Wikipedia) constituye el mejor diccionario para determinados términos técnicos y para hallar el contexto de ciertos vocablos. Por ejemplo, si tengo que traducir para la OAMI unos términos como Válvula de depresión, dispositivo con resorte sensible a la presión”, me meto en Google y escribo:


“válvula de depresión” “resorte sensible” simple site:eur-lex.europa.eu.

Así obtengo todos los textos de la unión europea publicados en español en los que se encuentran estos términos. Selecciono un resultado con “búsqueda simple” en el título, pues el enlace me lleva a una visión bilinguë. Dispongo la versión holandesa (el idioma al que traduzco) al lado de la española y con CTRL+F busco los términos en cuestión. Compruebo cuál es la traducción holandesa y así ya puedo continuar con mi trabajo. Todo esto en cuestión de unos segundos.


Como toda mi familia y buena parte de mis amigos viven en Holanda, me alegro de que exista algo como Skype, que me permite comunicarme con ellos con bastante frecuencia, ya sea a través del chat, ya mediante llamada. Aunque tengo webcam, no me gustan las videoconferencias. La imagen plana no sustituye a la persona y para una llamada, me sobra con la voz.


Otras páginas web que suelo frecuentar son los catálogos de tiendas como Amazon, Bol, Fnac (¡el de Casa del Libro es pésimo!); básicamente, para ver qué libros, discos o películas de los que me interesan están a la venta y por cuánto. En el mismo sentido suelo consultar los buscadores de IberLibro y AntiqBook.


También me gusta navegar por las bibliotecas digitales o virtuales. Aparte de la archiconocida Biblioteca Cervantes (¿para cuándo la opción de descargar textos de autores en PDF o EPUB?), me meto en la DBNL (literatura holandesa), el Perseus Project (textos clásicos) o el Project Gutenberg.


En cuanto a las redes sociales, sólo estoy inscrito en LinkedIn, que me ha servido para algún que otro trabajo. Por ahora no pienso usar el FaceBook, ni tampoco el Twitter (esto es, después de esta asignatura), por razones de privacidad y, principalmente, porque tempus fugit y vita brevis est.


Entre el resto de las TIC que utilizo se encuentran: correo electrónico, LibreOffice (nueva versión no comercial de OpenOffice), CuBase / Nuendo (editor musical 10^n veces mejor que el Audacity), Transmission BT (cliente BitTorrent para el intercambio P2P), YouTube.

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