Corre el año 2025, gran parte de la humanidad ha sobrevivido a la gran tormenta solar que azotó el planeta hace algunos años. Hemos perdido todos los avances tecnológicos inventados. Así que en la educación, al igual que en todo, habrá que empezar desde cero.
Todo esto ha sido un gran desastre, por fin se había conseguido mejorar la educación, todos los alumnos tenían ordenadores propios en el Instituto, sin ningún coste, para hacer más fácil el aprendizaje. El trabajo en la pizarra digital era el pan de cada día, los recursos visuales hacían el trabajo más fácil, los pesados libros habían cedido ante las tablets donde llevaban todo su trabajo diario y los materiales de todas las asignaturas. Además también los centros estaban provistos de gafas de última tecnología en realidad virtual con las que podían aprender online y además interactuar con otros centros y otros alumnos en ese momento. El aprendizaje colaborativo era mucho más sencillo con los nuevos aparatos. Los alumnos y profesores interactuaban mucho más fuera de clase mediante las nuevas redes sociales y la web 4.0.
Pero todo esto ahora pertenece al pasado y debemos concentrarnos en seguir ofreciendo, como siempre, una enseñanza de calidad, con mayor o menor ayuda de la tecnología.
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